¿Es posible que hongos que viven dentro de tumores, aceleren su crecimiento? Dos recientes estudios que analizaron miles de muestras han mostrado una clara relación entre el cáncer y los hongos, aunque se necesita más investigación. Y es que durante años ha aumentado la evidencia de que las bacterias están relacionadas con el cáncer y, a veces, incluso juegan un papel crucial en su progresión. Pero ahora, se ha encontrado una conexión similar con otro tipo de microorganismo: los hongos.
Los resultados muestran que los tumores de distintos tipos de cáncer contienen diferentes especies de hongos. De modo que la investigación de las especies que se encuentran en los tumores podría algún día ser útil para diagnosticar el cáncer o predecir su evolución. Eso sí, los estudios solo sugieren que existe una asociación entre las especies de hongos y ciertos tipos de cáncer. No muestran si los hongos son o no directamente responsables del cáncer.
Microorganismos propios de nuestro organismo.
Al igual que las bacterias, los hongos microscópicos forman una parte crucial del microbioma humano. Y es que nuestro cuerpo está en un delicado equilibrio de microbios que viven dentro de nosotros. Para comprender cómo podría alterarse esta composición en personas con cáncer, en uno de estos estudios se han analizado más de 17.000 muestras de tejido y sangre que representan 35 tipos de cáncer.
Como era de esperar, los hongos, incluidos varios tipos de levadura, estuvieron presentes en todos los tipos de cáncer incluidos en el estudio. Pero lo interesante fue que algunas especies se vincularon con determinados tipos de cáncer. Por ejemplo, la presencia de Malassezia globosa, un hongo que anteriormente se ha asociado con el cáncer de páncreas, se vinculó con menor supervivencia en pacientes con cáncer de mama. Al caracterizar también las bacterias en los tumores, se encontró que la mayoría de los tipos de hongos tenían ciertas especies bacterianas con las que tendían a coexistir. Esto significa que el tumor podría favorecer el crecimiento tanto de hongos como de bacterias. Lo cual es muy curioso, porque habitualmente, los hongos y las bacterias compiten por los recursos compartidos.
En el otro estudio, se estudiaron tumores gastrointestinales, de pulmón y de mama y descubrieron que tendían a contener hongos de las especies Candida, Blastomyces y Malassezia, respectivamente. Así, mayores cantidades de Candida en las células tumorales gastrointestinales se vincularon con una mayor tasa de metástasis y tasas de supervivencia más bajas.
¿Es de verdad o es una contaminación?
Caracterizar los hongos microscópicos en un tumor es como encontrar una aguja en un pajar. Según la muestra a estudio, solo hay una célula de hongo por cada 10.000 células tumorales. Además, muchas de las especies de hongos descubiertas son muy comunes en el ambiente, lo que hace que la contaminación de las muestras sea un problema grave. Eso significaba que los investigadores debían tener mucho cuidado para filtrar cualquier contaminación de sus resultados. Por ejemplo, en uno de los estudios, se encontró un un hongo comestible común en tejidos tumorales de todo el cuerpo. Parece que alguien había cocinado dicho hongo… y que no era muy limpio en el laboratorio.
Ambos equipos de investigación obtuvieron la mayoría de sus muestras de tejido y sangre de bases de datos, por lo que las muestras no se recolectaron con el objetivo de minimizar la contaminación por hongos. Aunque los investigadores desarrollaron métodos para filtrar cualquier posible contaminante de los datos, sería bueno ver los resultados replicados usando muestras tomadas en un ambiente estéril.
¿Y qué hacen los hongos que viven dentro de tumores?
Aunque esta investigación proporciona un vínculo claro entre el cáncer y los hongos, se necesita más trabajo para comprender si los hongos pueden contribuir a la progresión del cáncer, o si los tumores avanzados crean un ambiente habitable que anima a los hongos a establecerse.
Responder a estas preguntas requerirá que los investigadores investiguen un tipo de cáncer a la vez y usen células cultivadas en laboratorio y modelos animales. Así se probará si los hongos estimulan que las células sanas se vuelvan tumorales. Una vez que los investigadores comprendan el papel de los hongos en el cáncer, podrían desarrollar terapias o probióticos que controlen estas poblaciones, lo que podría ayudar a detener la progresión del cáncer.
También será importante reconstruir cómo las bacterias, los virus y los hongos interactúan y contribuyen al cáncer. Y es que los ecosistemas no sólo se dan entre plantas y animales en la naturaleza. Cuando pensamos en bacterias u hongos, no debemos olvidar que viven en el mismo entorno.
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel