Coincidiendo con la celebración del Día de los Enamorados, desde el año 2003, como iniciativa de la Alianza Europea para la Salud Sexual (ESHA) junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el día 14 de febrero también se conmemora el Día Europeo de la Salud Sexual. En este día se trabaja para concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de adquirir y mantener hábitos saludables en todos aquellos aspectos relacionados con la salud sexual.
Una cuestión que afecta de manera considerable a la sexualidad humana es la relativa a las infecciones de transmisión sexual (ITS) también llamadas enfermedades de transmisión sexual (ETS). Cabe destacar que, durante los últimos años, las autoridades sanitarias han observado un importante incremento, en nuestro país, de nuevos diagnósticos de algunas ITS como la sífilis, gonorrea y clamidia.
De acuerdo con las recomendaciones publicadas por diferentes organizaciones internacionales como la OMS y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el uso correcto y continuado del preservativo o condón es muy eficaz en la prevención de VIH y otras ITS. Sin embargo, todavía existen personas que desconocen cómo se transmiten estas enfermedades y cuáles son las formas de prevenirlas. Además, la existencia de medicamentos cada vez más eficaces para el tratamiento de estas infecciones, como en el caso de VIH, han hecho que la percepción de riesgo ante el contagio de ITS se haya reducido los últimos años. Consecuentemente, esto lleva a que no se adopten comportamientos preventivos eficaces para evitar los posibles contagios por ITS.
Parte del desconocimiento sobre las ITS queda patente en determinadas cuestiones que nos plantean algunas personas que nos contactan. Aunque existe una gran cantidad de información de fácil acceso a través de Internet, son muchas las preguntas relacionadas con cómo se transmiten estas enfermedades y si determinadas prácticas sexuales constituyen un riesgo de contagio. Este desconocimiento impide establecer mecanismos preventivos que en muchos casos pasarían por el uso correcto del preservativo.
En este sentido, el nivel de protección que proporciona el preservativo varía de unas ITS a otras ya que la forma de transmisión de estos microorganismos difiere de unos a otros. Hay que tener en cuenta que los condones pueden no cubrir áreas infectadas, o susceptibles de serlo, por lo que en infecciones que se transmiten principalmente por contacto piel con piel se pueden producir infecciones de zonas no cubiertas por el preservativo como es el caso del virus del papiloma humano, el virus herpes simplex, la sífilis o el chancroide. De todas formas, el uso de preservativo reduce considerablemente el riesgo de transmisión de estas enfermedades.
En otras ITS como la gonococia, la clamidiasis, la tricomoniasis y la infección por VIH, las cuales se transmiten a través del contacto con fluidos genitales infectados, la protección que proporciona el condón es muy elevada.
¿Por qué el preservativo protege del contagio de ITS?
Hay que entender que los condones de látex actúan a modo de barrera que impide que los microorganismos entren en contacto con mucosas o piel. Su efectividad ha sido claramente probada en estudios de laboratorio en los cuales se observa como los microorganismos son incapaces de atravesar la pared del preservativo. Además, en estudios epidemiológicos se ha observado que la incidencia de ITS, incluyendo VIH, es mayor entre las personas que no utilizan preservativo en comparación con aquellas que si lo utilizan. Al ser estas últimas medidas indirectas, es complicado determinar el grado de protección que ofrece el preservativo para cada conducta sexual. Es importante remarcar que, que la consistencia en el uso del preservativo es fundamental en su efectividad para evitar la transmisión de ITS como así lo demuestran diferentes estudios científicos al respecto. Esto se debe a que el contagio puede producirse en un único acto sexual con una persona infectada.
Tratamiento de ITS como método de prevención
Actualmente, la idea de ver el tratamiento como método para prevenir el contagio de ITS se está explorando intensamente y así quedó claro durante la celebración de las jornadas de HIBIC los pasados 6 y 7 de febrero en Madrid. En este sentido, el tratamiento con Zidovudina (AZT) viene siendo utilizado desde la década de 1990 para prevenir la transmisión de VIH de madre a hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia.
La profilaxis pre-exposición (PrEP) que consiste en que personas no infectadas con VIH tomen antirretrovirales antes de la exposición al virus, ha demostrado ser eficaz en la reducción del riesgo de transmisión si este se toma de manera consistente. Los expertos indican que la PrEP podría ser adecuada en aquellos grupos de población con mayor riesgo de contagio de VIH como las trabajadoras sexuales, las personas que se inyectan drogas y hombres que tienen sexo con hombres. Estudios científicos muy recientes sugieren que la PrEP podría extenderse a otras ITS como el uso de doxiciclina para prevenir la transmisión de sífilis.
Otro ejemplo del establecimiento de tratamientos como medida preventiva, es la profilaxis post-exposición (PEP) en la cual se establece un tratamiento con antirretrovirales después de una posible exposición al VIH durante un único evento como los que se pueden dar tras una violación, por compartir material de inyección de drogas o simplemente tras un acto sexual sin uso de preservativo.
Hoy en día, se da una vuelta de tuerca más y se explora la efectividad del tratamiento de personas ya infectadas con VIH como método de prevención. La idea es sencilla, los antirretrovirales reducen la carga viral del VIH hasta niveles indetectables en la sangre, el semen, el fluido vaginal, etc. lo que reduce el riesgo de la transmisión del VIH a otras personas. Sin embargo, para que este modelo funcione es indispensable el diagnóstico precoz para que aquellas personas que están infectadas y no lo saben comiencen a tratarse, de nuevo, consistentemente en el tiempo. Además, el tratamiento como prevención tiene otra limitación importante y es que hay una proporción de individuos que no responden de forma completa al tratamiento y por lo tanto su carga viral no se reduce.
Enrique Álvarez – Empireo. Artículo de elaboración propia.
Fuentes: World Health Organization (WHO); Centers for disease control and Prevention (CDC); AVERT Organization