El diagnóstico de la infección por VIH sólo puede establecerse de modo definitivo mediante métodos de laboratorio. Las manifestaciones clínicas, aunque pueden hacer sospechar de infección, no son específicas en ningún caso. Actualmente se dispone de una amplia variedad de test diagnósticos para determinar la infección por VIH que son muy específicos y sensibles. Estos ensayos se clasifican en métodos directos (detectan el propio virus o alguno de sus componentes, como proteínas y ADN/ARN) y métodos indirectos (reconocen los anticuerpos específicos producidos por el sistema inmune como respuesta a la presencia del virus).
Pruebas serológicas de VIH
La metodología mas frecuentemente utilizada para la identificación de los individuos infectados por VIH es la detección de anticuerpos (método indirecto) en el suero o en otros fluidos biológicos como la saliva. Sin embargo, es preferible suero, ya que en el resto de fluidos biológicos la concentración de anticuerpos menor y hace más difícil su detección, pudiendo dar lugar a falsos negativos. La presencia de anticuerpos anti-VIH indica el estado del portador actual, ya que su presencia no refleja una erradicación del virus dado que no son anticuerpos neutralizantes.
Dentro de todas estas pruebas hay pruebas de cribado (screening), que permiten realizar un gran número de análisis a la vez, y pruebas de confirmación, que presentan una mayor especificidad. La seropositividad frente a VIH se define mediante la demostración de presencia de anticuerpos frente a las proteínas del virus, con reactividad repetida en las pruebas de cribado, y además, en alguna de las pruebas de confirmación.
Pruebas de cribado de VIH
En las pruebas de cribado está muy extendido el uso de ELISAs (por las siglas en inglés “Enzime Linked ImmunoSorbent Assay”) de 3ª generación. En otro artículo explicaremos detalladamente en qué consiste el método de ELISA, en los cuales se utilizan como antígenos proteínas recombinantes o péptidos sintéticos pequeños específicos de VIH-1 o incluso de VIH-2.
La ventaja de estos ELISAs de 3ª generación con respecto a sus predecesores de primera y segunda generación es que pueden detectar tanto IgM como IgG. Esto es muy importante, ya que el tiempo en el que se puede detectar una primoinfección se reduce de manera muy significativa. La clave es que se detecta el isotipo IgM, la primera inmunoglobulina que aparece en la seroconversión de un paciente, que tiene un período ventana mucho menor que la IgG, (alrededor de 1 mes). Sin embargo, el gold standard es la IgG (con un período ventana de alrededor de 3 meses), ya que su especificidad es la mas elevada y es la que se genera en la respuesta específica frente al virus. La IgM, al no ser tan específica, puede producir falsos positivos por reacción cruzada con otros antígenos.
También existen ELISAs de 4ª generación, que permiten la detección simultánea de antígeno p24 (método directo) y anticuerpos (método indirecto). Detectan infecciones una media de 8 días antes que los ELISAs de 3ª generación. La PCR (de sus siglas en inglés “Polymerase Chain Reaction”) también se utiliza como prueba de cribado, aunque su uso no está muy extendido y solo se usa en casos especiales debido a su elevado coste. En general, las pruebas aprobadas para los bancos de sangre gozan de excelente sensibilidad, superior al 99%.
Pruebas de confirmación de infección por VIH
Cuando una prueba de cribado es positiva, se requiere una nueva muestra y se realiza una prueba de confirmación. En caso de no poder obtener otra muestra, se realiza en la misma. En estas pruebas, el método más empleado es el Western Blot (WB). Esta técnica permite distinguir frente a que antígenos se dirigen los anticuerpos detectados en las pruebas de screening. Hoy en día existen diferentes técnicas de confirmación basadas en el WB, que simplifican el procedimiento (ej. LIA “Linked ImmunoAssay”) y mantienen la misma especificidad y fiabilidad que el WB.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la positividad en el WB para VIH-1 requiere la presencia de al menos dos anticuerpos frente a antígenos de la envoltura. La negatividad se define como ausencia de anticuerpos. Los principales antígenos del VIH que se suelen detectar son gp120, gp41 (ambos de envoltura), p24, p31 y p18 (antígenos de la cápside del virus).
Todas estas pruebas de cribado de VIH tienen su importancia a la hora de descartar posibles donantes de sangre/órganos que pudieran contagiar el virus a receptores sano. Incluso son vitales a nivel de medicina familiar, ya que se pueden detectar pacientes infectados que desconocen su estado infeccioso y poder establecer medidas de prevención y tratamiento. Actualmente, en los bancos de sangre existe una batería de pruebas de cribado para los principales virus y agentes patógenos de transmisión parenteral/sexual (VIH, Hepatitis B, Hepatitis C, sífilis, gonorrea, etc).
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Noticia de elaboración propia. Cesar Vegas Domínguez, Especialista en Inmunología.