Probada una vacuna COVID-19 bivalente
Aunque cada vez parece que le prestamos menos atención, la investigación para combatir la COVID-19 sigue adelante. Un buen ejemplo lo tenemos en la reciente publicación en la prestigiosa revista Nature Medicine de un artículo sobre una nueva vacuna frente a la COVID-19: una vacuna bivalente. Para entender la relevancia de este tipo de aproximación, necesitamos tener clara la importancia de las vacunas y el problema que suponen las variantes virales. Ya hemos hablado antes de estos dos aspectos, pero vamos a repasarlos. Con ello, entenderemos la importancia de que haya quedado probada una vacuna COVID-19 bivalente.
Vacunas ARN
Las vacunas fabricadas por Pfizer y Moderna están basadas en ARN. Esto supone que nos inyectan ARN que da lugar a una proteína, (una “pieza”), del virus frente al que queremos vacunarnos. Esto permite a nuestro organismo entender que esa proteína es extraña y genera una memoria frente a ella. En el caso de que nuestro cuerpo vuelva a encontrarse con esa proteína, la atacará. Y esto es lo que ocurre cuando nos infectamos estando vacunados. Se reconoce al virus como extraño, y nuestro sistema inmunológico lo ataca. Así funcionan las vacunas. Aunque es muy probable que muchos de vosotros ya lo sabíais.
¿Qué ocurre si surge un virus del mismo tipo del que nos protege la vacuna, pero que no es exactamente igual? Estaríamos hablando de una variante del virus. Así, desde el coronavirus SARS-CoV-2 original, detectado inicialmente en Wuhan, China, hemos visto ya muchas variantes. Alpha, Beta u Omicron son algunos ejemplos. Las últimas han sido las variantes llamadas Omicron BA.4 y BA.5. Y aquí es donde surgió la duda. Las vacunas que hemos recibido, nos protegen frente al coronavirus original, y lo han hecho muy bien. Pero… ¿nos protegerán frente a las variantes?
La respuesta sencilla y ya demostrada es que sí. La respuesta más compleja, cuando se miran los datos con cautela es que sí, pero menos. Y es aquí donde, de nuevo, la ciencia está proporcionando soluciones. Una de ellas, son las vacunas bivalentes.
Vacunas bivalentes
El nombre de estas vacunas viene de que nos proporcionan protección frente a dos proteínas distintas, frente a dos “piezas” de diferentes virus. Lo que hacen, es expresar desde el ARN dos variantes de la proteína “S” del coronavirus SARS-CoV-2. La que tiene el virus original y la que tiene la variante Omicron. Se han probado inicialmente en ratones, y la cosa pinta bien. Veamos los resultados.
La publicación indica que esta vacuna genera una mayor cantidad de anticuerpos neutralizantes frente a la variante Omicron del virus que las vacunas originales. Y son los anticuerpos neutralizantes los que nos ayudan a eliminar al virus. En este caso, se ha comparado con la respuesta generada por la vacuna original de Pfizer. Esto es así cuando se administran dos dosis. Bien, de momento, esos datos indican que tenemos una vacuna mejor.
Pero en un experimento aún más interesante, se ha estudiado la respuesta cuando esta vacuna bivalente se inyecta 7 meses después de las dos primeras dosis. En este caso, han comparado el efecto de que esta tercera dosis sea con la vacuna original o con la bivalente. Y aquí es donde viene el dato más interesante.
Probada una vacuna COVID-19 bivalente frente al virus original… y frente a la variante Omicron
Los resultados indican que, con esta tercera dosis, frente al virus original, ambas vacunas son equivalente. No habríamos ganado mucho entonces. Lo que también dejan claro estos datos es la necesidad de tener, al menos, tres dosis de la vacuna.
Pero lo realmente interesante es que la respuesta frente a las variantes es mucho mejor con la vacuna bivalente que con la original. Y aquí es donde está la buena noticia. Si actualizamos las vacunas a las nuevas variantes, no perdemos nada frente a los virus originales… pero seguimos ganando la batalla a las nuevas variantes.
¿Nos lleva esto a una vacunación anual frente al COVID? El tiempo lo dirá. Pero de momento, los datos objetivos nos muestran la importancia de seguir investigando en la actualización de las vacunas.
Fuente: Nature Immunology
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel