Infección del VIH
En las fases tempranas de la infección con el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana), podemos detectar el virus en la sangre mediante técnicas como la PCR, tal y como hacemos en Empireo. Tras esa primera fase, el virus se integra en el núcleo de nuestras células. Una vez allí, en determinadas circunstancias que aún no entendemos del todo, puede “saltar” y empezar a multiplicarse. Cuando esto ocurre, también podemos detectarlo mediante PCR y es entonces cuando causa la enfermedad que conocemos como SIDA (Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida).
Sin embargo, existen personas que tras ser infectadas por el VIH, son capaces de controlarlo, evitando ese “salto”, de modo que tienen el virus integrado en sus células, pero no circulando en sus fluidos. En estos casos, de manera natural, la cantidad de virus en sangre es equivalente a la de pacientes que están en tratamiento con antiretrovirales (prácticamente indetectable).Y lo que es más importante, estas personas no transmiten la infección. Se encuentran en un estado conocido como “cura funcional”.
Estado de “cura funcional”
¿Por qué ocurre esto? Si lográsemos entender por qué estas personas logran controlar el crecimiento del virus, quizá podríamos diseñar tratamientos que permitan copiar esta situación, lo que supondría un tratamiento eficaz. Pues bien, dos equipos de investigación españoles han logrado identificar algunos de los factores que hacen que una persona con VIH logre esa cura funcional.
El primer estudio [1], publicado en la revista Scientific Reports muestra que tres pacientes, dos mujeres y un hombre, han logrado controlar el virus durante más de 25 años tras su infección; son los llamados “controladores de élite”. Estas personas presentan una combinación de factores que les permite tener al virus bajo control. Por un lado, el tipo de virus que les infectó parece haber perdido parte de su capacidad de reproducirse. Otro factor, es que el virus se integró en zonas concretas en las que no puede multiplicarse llamadas “desiertos genéticos”. Finalmente, los controladores presentan unas variantes de genes que hacen que la respuesta de su sistema inmune, de sus defensas contra el virus, sea muy potente.
El segundo estudio [2], publicado en la revista Cell Reports, se ha centrado justamente en entender el tipo de respuesta inmune que presentan estos pacientes. Sus datos dan pistas acerca de las características que debe tener una persona para que logre controlar el crecimiento del VIH, en concreto, para que logre producir anticuerpos eficientes contra el virus.
Y… todos estos descubrimientos, ¿para qué sirven?
Bien, si logramos conocer las razones por las que una persona logra controlar la multiplicación del VIH, podremos intentar crear terapias que “copien” esas razones.
Por ejemplo, si logramos saber por qué el virus pierde su capacidad de multiplicarse, podremos diseñar tratamientos o vacunas que ataquen al virus justo ahí. Por otra parte, si entendemos cómo se integra el virus en los “desiertos genéticos”, podremos crear medicamentos que obliguen al virus a ir a esas zonas y por tanto, no podrá multiplicarse. Estas aplicaciones pueden extraerse del primer estudio que os presentamos.
De la información combinada de las dos publicaciones, podríamos llegar a conocer el tipo de respuesta inmune que logra controlar el crecimiento del virus, desarrollando tratamientos que generen esa respuesta. Además, si logramos saber las características de un “controlador de élite”, podríamos predecir si un paciente lo será o no tras infectarse, lo que ayudaría a mejorar su tratamiento.
En resumen, este tipo de trabajos investigan la “cura funcional”. Supone un tratamiento que no busca la eliminación total del virus, sino mantenerlo bajo control, en una forma en la que no se transmita. Estas investigaciones son complementarias a las que buscan eliminar el virus. En cualquier caso, el objetivo final es lograr que la infección no evolucione a SIDA y no pueda ser transmitida. Parece que estamos en el buen camino, ¿no?.
Y si tienes dudas… ven a vernos!!!
Autor: Dr. Carlos del Fresno Sánchez; @arlosdel
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