La memoria es muy débil. No, hoy no tocaremos la filosofía. Seguimos con ciencia biomédica. Pero la alusión a la memoria viene al caso. Y es que creo no equivocarme si digo, que la mayoría de nosotros ya no nos acordamos de que hace apenas dos meses, nuestros hospitales parecían estar colapsados por una neumonía en niños. Entonces, fue como: ¿ahora esto después de la COVID? Lo cierto es que esas neumonías estaban causadas por el virus respiratorio sincitial. Y la buena noticia que traigo aquí, es que a mediados del mes pasado se publicaron en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine los resultados de una nueva vacuna para combatir este virus. De modo que tenemos una nueva vacuna frente a otro virus
Virus respiratorio sincitial
Se trata de un virus que conocemos bien. Es estacional, suele surgir a la vez que el virus de la gripe y cada año mata en torno a 100.000 recién nacidos (si, si, no es un error, cien mil) y a casi el mismo número de ancianos en todo el mundo. Causa neumonía en adultos y también bronquiolitis en bebés. Este es el virus responsable de la saturación de las urgencias pediátricas de hace dos meses.
Una cosa curiosa de su relación con el coronavirus SARS-CoV-2, es que hasta antes de la pandemia, no se conocía la incidencia real del virus respiratorio sincitial. La implantación de baterías de análisis para identificar exactamente el virus causante de cada patología respiratoria, ha permitido conocer cuántas personas, aparentemente con síntomas de COVID, en realidad, tenían virus respiratorio sincitial.
Saber cómo infecta ha sido clave para el desarrollo de una nueva vacuna frente a otro virus
Este virus utilizar una proteína, llamada F, para infectar a células humanas. De igual manera que el coronavirus SARS-CoV-2 usa la proteína S, en el virus respiratorio sincitial es la proteína F. Bien, esta proteína puede tener dos formas, y esto depende de en qué momento de la infección nos encontramos.
Si el virus aún no ha infectado, esta proteína presenta una forma “redondeada”. Si el virus se encuentra en el proceso de infección, la proteína F adopta una forma parecida a una aguja. Esto permite al virus penetrar en la célula humana e infectarla. Lo más interesante de todo es que el sistema inmunitario (nuestras defensas) es capaz de reconocer a la proteína F “redondeada” pero no cuando adopta la forma de aguja. Este conocimiento ha sido clave para el desarrollo de la vacuna.
Vacuna frente al virus respiratorio sincitial
Partiendo de este conocimiento sobre la proteína F, los investigadores han desarrollado una vacuna que contiene la forma redondeada de la vacuna. Con esto, se logra que el sistema inmunitario la reconozca y pueda recordarla. Si posteriormente, una persona vacunada se infecta con este virus, la memoria generada reaccionará y eliminará al virus.
Los resultados de este estudio muestran que la vacuna es eficaz al 82,6% contra la enfermedad respiratoria y aún mejor, al 94,1% frente a los casos más graves. Además, existen dos variantes de este virus, y la vacuna es capaz de neutralizar por igual a las dos.
Y como todo en ciencia, una vez que se logra un avance, viene una nueva pregunta. ¿Cuánto dura la inmunidad generada por esta vacuna? ¿Cuántas dosis serán necesarias? Bueno, el tiempo nos irá mostrando las respuestas, pero la buena noticia es que tenemos una nueva vacuna frente a otro virus. Otro virus del que no hemos oído hablar tanto, pero que como he comentado al principio, lleva mucho tiempo con nosotros y es causante de un gran número de muertes.
¿Cuánto se ha tardado en generar esta vacuna?
Para responder a esta pregunta, Volvamos al principio… la memoria es débil. Vino la COVID-19 y se generaron vacunas eficaces en un tiempo récord, las cuales, podríamos decir, salvaron a la humanidad. Los datos que he comentado acerca de las dos formas de la proteína F, se obtuvieron en el 2013. Han pasado 10 años para poder testar ese conocimiento en forma de vacuna. Esto debería hacernos recordar lo impresionante que ha sido la obtención de las vacunas frente al coronavirus SARS-CoV-2. Y cómo todo se ha basado en ciencia.
Luchemos contra la debilidad de la memoria.
Fuente: New England Journal of Medicine
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel