A finales de 2024, un joven que viajaba por Sierra Leona comenzó a experimentar fiebre, dolor de cabeza y un sarpullido doloroso que pronto se extendió por todo su cuerpo. Al principio, se sospechó que se trataba de un caso común de malaria, pero tras empeorar su estado de salud, se le detectó una infección por viruela del mono o “mpox”. Ese diagnóstico marcaría el inicio de lo que hoy se ha convertido en un brote de gran magnitud en este país de África Occidental. De modo que no podemos olvidar la viruela del mono.
Y después de ese caso, ¿qué?
Sierra Leona, con una población de unos 9 millones de habitantes, ya ha registrado más de 3.000 casos, lo que representa tres cuartas partes de todos los nuevos casos de mpox en África. Este repunte ha puesto bajo presión al frágil sistema de salud del país, que apenas cuenta con 60 camas en centros especializados para aislamiento de pacientes. La situación ha obligado a organismos internacionales a actuar rápidamente, enviando equipos para contener la propagación del virus.
Pero lo más desconcertante de este brote no es solo su escala, sino la forma en que se comporta el virus. La cepa del virus es la misma que circuló durante años en Nigeria y que en 2022 provocó un brote global, principalmente entre hombres que practicaban sexo con hombres. En la mayoría de los países, esta cepa se ha propagado lentamente y dentro de redes sexuales específicas. Sin embargo, en Sierra Leona, la situación es distinta.
Los casos en este país africano parecen estar repartidos de forma bastante equitativa entre hombres y mujeres. Esto llevó a algunos expertos a pensar que el virus podría haberse vuelto más transmisible por vías no sexuales. Además, muchos pacientes presentan lesiones severas distribuidas por todo el cuerpo, un patrón más típico de otras cepas del virus.

No podemos olvidar la viruela del mono
Cómo abordar un comportamiento diferente
Ante esta situación inusual, un equipo de investigadores está estudiando si realmente existen diferencias significativas entre estas cepas. Algunos expertos sugieren que quizás las variaciones genéticas entre ambos no influyen tanto como se pensaba, y que más bien factores locales —como el acceso a atención médica, el estado inmunológico de la población o la prevalencia de otras infecciones como el VIH o la sífilis— pueden estar determinando la gravedad y el patrón de propagación del virus.
Un estudio reciente con datos de 161 casos en Sierra Leona apoya la hipótesis de que la transmisión sexual sigue siendo el principal motor del brote. La mayoría de los casos afectan a adultos jóvenes, muchos presentan lesiones genitales, y hay incluso registros de personas que ejercen el trabajo sexual entre los contagiados.
Pese a esto, algunos científicos siguen alertando sobre posibles modos de transmisión no detectados, lo que abre la puerta a un escenario más incierto. La posibilidad de que este tipo de brote pueda repetirse —o incluso ampliarse— en otras regiones preocupa a la comunidad científica. De hecho, Liberia, país vecino, ya ha reportado un aumento repentino de casos, lo que sugiere una expansión regional del virus.
Insisto, no podemos olvidar la viruela del mono
Hay que tener en cuenta que uno de los posibles desafíos actuales es la falta de vacunas. Aunque se han destinado algunas dosis a Sierra Leona, la cantidad disponible resulta insuficiente para realizar campañas de vacunación dirigidas, que implicarían proteger a cientos de contactos por cada caso detectado. Las autoridades sanitarias insisten en que se necesitan más recursos para frenar una transmisión que, de no controlarse, podría adquirir dimensiones continentales o incluso globales.
Lo que está ocurriendo en Sierra Leona es un recordatorio urgente de que las enfermedades infecciosas pueden sorprendernos, adaptarse y desafiar lo que creíamos conocer. El mpox, que alguna vez se pensó limitado a ciertas zonas y patrones, podría estar reescribiendo sus propias reglas. La posibilidad de que su transmisión vaya más allá del contacto sexual nos plantea un nuevo reto.
Fuente: Science
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel