A raíz de la pandemia causada por el coronavirus, la sociedad tomó conciencia de lo que es una PCR. Se trata de una técnica que permite detectar material genético, por ejemplo, en tejidos corporales. Eso era exactamente lo que conseguíamos con la tristemente famosa prueba del “palito”. Pero la PCR tiene otras muchas aplicaciones. Muchas. Por ejemplo, el diagnóstico de cáncer. Las células tumorales pueden expresar material genético distinto a las células normales, de modo que, si logramos detectarlo por PCR, podremos diagnosticar el cáncer. Por ejemplo, en sangre. A esta técnica la llamamos biopsia líquida. ¿Por qué? Porque logramos hacer una biopsia sin necesidad de una cirugía para coger tejido tumoral. Y la hacemos en sangre, que es líquida. Vale, el nombre no es muy original. Pero su utilidad es tremenda. Pues bien, un equipo del MIT, referente mundial en desarrollos tecnológicos a publicado en la prestigiosa revista Science un método para mejorar la detección de ADN tumoral circulante en muestras de sangre.
La biopsia líquida
Ya he comentado que el principio de la biopsia líquida radica en que podemos detectar elementos de los tumores liberados en sangre. Si lo pensamos, el concepto es sencillo. Un tumor libera a sangre elementos que podemos detectar. Pero hay un pero. Por una parte, en tumores pequeños, la cantidad de esas pistas será baja. Es decir, la cantidad de ADN tumoral circulante será muy pobre. Además, esas moléculas de ADN se van a degradar poco a poco en la sangre, como pasa con cualquier otra molécula. En este caso, hay dos mecanismos implicados en esta degradación. Por una parte, tenemos ADNasas, que son moléculas que degraran el ADN. Su función original es protegernos de infecciones, pero tienen este daño colateral. Por otro lado, tenemos unas células llamadas macrófagos, que se comen todo aquello que detectan extraño para el cuerpo. Y esto hacen con el ADN tumoral. Estas tres razones (poca cantidad, ADNasas y macrófagos), hace que sea a veces difícil detectar el ADN tumoral. La PCR es muy potente, pero milagros no hace.
El descubrimiento de estos investigadores consiste en mejorar la detección de ADN tumoral consiguiendo que ese ADN no se degrade. Y es que parece difícil conseguir que un tumor libere más ADN a la sangre. ¿Cómo lo han conseguido? Con dos moléculas que llaman “agentes cebadores” que limitan temporalmente la capacidad del cuerpo para eliminar el ADN tumoral circulante del torrente sanguíneo.

Mejorar la detección de ADN tumoral
Elementos cebadores para mejorar la detección de ADN tumoral
Por un lado, evitan la acción de las ADNasas. Para ello, usan un anticuerpo que se une al ADN y lo protege. Con esto consiguen evitar el efecto de la ADNasas. Así el ADN está más tiempo circulando y es más fácil detectarlo.
Por otro lado, generaron una nanopartícula diseñada para impedir que los macrófagos absorban ADN libre de células. De modo que, temporalmente, estas células no se comían el ADN. ¿Cuáles fueron los resultados?
Aplicando un tumor de pulmón en ratones, vieron que, sin estos agentes cebadores, lograban detectar el ADN tumoral en un 10% de ratones, mientras que administrando estos agentes, se detectaban tumores en un 75% de los ratones. Y algo que es importante, estos agentes cebadores no afectaban a la forma en la que ese ADN se detecta.
Detección temprana del cáncer
La aplicación fundamental de este hallazgo es que podría permitir un diagnóstico más temprano del cáncer y ayudar a guiar el tratamiento. De hecho, los resultados incluidos en el trabajo muestran que cuando a los ratones se les administró los agentes cebadores antes de extraerles sangre, se logró detectar ADN tumoral circulante en el 75 por ciento de los ratones con baja carga de cáncer, mientras que ninguno fue detectable sin este refuerzo.
Teniendo en cuenta que en el cáncer, el mejor tratamiento es el tiempo, entendiéndolo como “cuanto antes se detecte, mejor”, estos resultados pueden ayudar a identificar tumores tempranos para iniciar un tratamiento.
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel