De un tiempo a esta parte hablamos de que estamos en el mundo “post-COVID”. Es difícil en cualquier conversación no acabar haciendo alusión a “antes del COVID” o “después del COVID”. Sin embargo, en el año 2020, mientras la inmensa mayoría del mundo estábamos centrados en la pandemia, casi diez millones de personas en todo el mundo se infectaron por otro patógeno respiratorio, con un millón y medio de fallecidos. La tuberculosis: no todo es COVID-19.
En los países desarrollados estamos acercándonos al regreso a la vida normal anterior a la pandemia. Pero para muchas partes del planeta, lo “normal” ya era mortal antes de 2020. La COVID-19 no es la única enfermedad respiratoria infecciosa que llama a la puerta: la amenaza de la tuberculosis resistente a los medicamentos se cierne sobre el mundo. Como en la pandemia del coronavirus, son las personas con menos capital social y económico las que se llevan la peor parte. “La pobreza es la enfermedad y la tuberculosis el síntoma”. Son palabras de Vidya Krishnan, especialista en esta infección, en su reciente libro “The Phantom Plague”.
La causa de la tuberculosis
La infección por la bacteria Mycobacterium tuberculosis es la causa de esta enfermedad. Se trata de un tipo de bacteria denominada “micobacteria”, con ciertas particularidades. Por ejemplo, crece muy lentamente y su pared tiene una estructura muy concreta. La lectura de este libro nos enseña cómo esas particularidades impactan en el contagio de esta infección, y también en su tratamiento.
El relato de este libro se centra en la India, donde se dan la mayor parte de las infecciones de tuberculosis resistentes a antibióticos del mundo. En concreto en la ciudad de Mumbai, lugar de aire viciado donde los edificios de siete pisos están ubicados a solo tres metros de altura, lo que da idea de la aglomeración y ambiente agobiante. Estos edificios son focos de tuberculosis. Además, las personas que se infectan, en Mumbai y en toda la India, a menudo esperan meses antes de recibir un diagnóstico adecuado. Mientras tanto, reciben una mezcla de antibióticos, muchas veces ineficaces por las particularidades que hemos comentado antes de esta infección. Si faltaba algo, algunos de estos tratamientos tienen efectos secundarios tóxicos y fomentan la resistencia. Todo ello a pesar de existir vacuna frente a esta bacteria.
Resistencia a antibióticos
Utilicemos un ejemplo para explicar la relación entre antibióticos y resistencia a los mismos. Cuando un boxeador empieza a entrenar en el cuadrilátero, y recibe los primeros golpes, le duelen, pero logra resistir. A medida que avanza su entrenamiento, esos primeros golpes ya casi no le duelen, y se va preparando poco a poco a base de recibir golpes más fuertes. Algo así pasa con las bacterias y los antibióticos. Si tomamos un antibiótico que casi logra eliminar una infección, es una buena noticia… o no. La palabra clave es “casi”. Las bacterias que sobrevivan es probable que se hayan hecho fuertes a ese antibiótico y si necesitas volver a tomarlo, no funcione. Ahí tenemos una bacteria resistente.
Pues bien, una infección de tuberculosis podría amenazar la vida de una persona porque los antiguos antibióticos disponibles en la India, como la kanamicina, no ayudan en nada y pueden hacer que se quede sorda como efecto secundario. Pero los antibióticos capaces de tratar la tuberculosis resistente a los medicamentos en la India son caros y escasos. Hasta 2019, estaban estrictamente racionadas y disponibles solo para personas que se ajustaban a un perfil de enfermedad específico y vivían cerca de algunos hospitales.
¿Soluciones?
Diagnóstico preciso y antibióticos de nueva generación dados en el momento oportuno y durante el tiempo adecuado. Suena fácil, y probablemente lo sea en países desarrollados. Pero en según qué partes de la India… la cosa se complica.
Lo primero es dar antibióticos a quien tenga tuberculosis y no otra enfermedad con síntomas similares. Una vez seleccionados esos pacientes, existen antibióticos de nueva generación, que se han desarrollado para superar las resistencias generadas en el pasado. Pero debemos tener presente que, igual que se generaron resistencias a antibióticos “antiguos”, podrían también generarse a los nuevos si no son utilizados correctamente. ¿Qué significa eso? Tomar siempre la pauta completa indicada por el médico. De nuevo esto suena fácil… en un país desarrollado.
De modo que sería bueno aprovechar el interés que la COVID-19 ha despertado (obviamente) por las infecciones de origen respiratorio, para recordar que hay otras muchas infecciones ahí fuera más letales, y que parece que cada vez están más fuera de control. Pero tenemos soluciones. Sólo hay que querer aplicarlas.
Fuente: Nature
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel