Cuando surgieron las vacunas frente a la COVID-19, todo eran preguntas con muy pocas respuestas. Ahí estuvo la ciencia y los científicos para intentar abordarlas… al menos, algunas de ellas. De hecho, parece que hace mucho tiempo, pero fue sólo hace un año cuando publicamos un estudio, en la que mostrábamos el efecto de una infección previa por SARS-CoV-2 en los anticuerpos generados por la vacunación. En ese momento, la mayoría de la población había recibido dos dosis de alguna de las distintas vacunas de las que disponíamos. Los resultados de ese estudio mostraron que una infección previa podría cambiar las respuestas a la vacunación, y que ese posible cambio era distinto según la vacuna que hubiéramos recibido. Pasó el tiempo, y surgió la necesidad de ponernos una tercera dosis. Y es aquí donde de nuevo cabe preguntarse, ¿importa si me he infectado para vacunarme?
Tras dos dosis, la infección no afecta a la vacunación, de modo que no importa si me he infectado para vacunarme
Este sería el resumen de los resultados obtenidos en este nuevo artículo publicado en la revista Frontiers in Immunology. En este trabajo hemos estudiado las respuestas tanto celulares como humorales de un grupo de personas muy controladas, de las que sabíamos que se habían puesto tres dosis de la vacuna producida por Pfizer. También conocíamos qué participantes habían sido infectados por el SARS-CoV-2. Y en este caso, no sólo porque nos lo dijeran, sino porque podíamos medir anticuerpos que diferencian entre vacunación e infección.
¿Cómo hicimos para tener a un grupo de gente tan controlado durante casi un año y medio? Y digo año y medio porque empezamos el estudio el día que la vacunación con la primera dosis, y hemos controlado todas las respuestas de estos mismos individuos hasta 6 meses después de haber recibido la tercera dosis de refuerzo. La respuesta es sencilla: el grupo estaba formado por personal del grupo de investigación. Aquí tenéis otro ejemplo del compromiso del científico con lo que hace. ¿Qué hay que hacer un estudio muy controlado en el tiempo para estudiar el efecto de las vacunas? Aquí estamos todos los del laboratorio donando nuestra sangre para la causa. Eso sí, siempre después de la aprobación pertinente del comité de ética.
¿Qué hemos estudiado?
Básicamente, podríamos decir que “todo lo que siempre quiso saber, pero nunca se atrevió a preguntar”. Hemos estudiado respuestas humorales, es decir, producción de anticuerpos. También hemos analizado respuestas celulares, exponiendo las células T a “fragmentos” del virus, evaluando cómo respondían estas células. Pero, además, hemos ido más allá, analizando las respuestas también de células B. Las células B generarán tras una diferenciación los anticuerpos, y por ello generalmente no se les presta demasiada atención; normalmente se analizan los anticuerpos y listo. Pero nosotros quisimos saber cómo respondían.
Finalmente, evaluamos las respuestas frente al SARS-CoV-2 nos sólo la cepa original, sino la variante Ómicron BA.1. ¿Y por qué? Porque es la cepa a la que nos estábamos “exponiendo” durante el periodo en el que realizamos este estudio. De modo que decimos hacerlo más “real” utilizando esta variante del virus.
No importa para vacunarte… pero vacúnate
Este es un mensaje que me gustaría dejar claro, ya que nuestros resultados (además de mi convicción), así lo muestran. Es cierto que vemos que una infección previa no altera las respuestas protectoras generadas por la tercera dosis de la vacuna. Pero también es cierto que hemos podido comprobar cómo esas respuestas estaban bajas antes de esta dosis de refuerzo, y que subían de manera muy clara tras el pinchazo.
De modo que vacúnate, te ayudará a protegerte.
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel