En estos días, gobernantes de todo el mundo están discutiendo en la cumbre COP27 acerca de políticas para reducir la contaminación en el planeta. El cuidado medioambiental es algo que la mayoría tenemos en la cabeza, pero que pocos realmente ejercemos en nuestro día a día. Eso quizá explique que en esta cumbre se esté pidiendo pasar de las palabras a los hechos. Pero ¿y si os digo que las conclusiones de la cumbre medioambiental COP27 y los virus pueden estar relacionados? ¿Suena raro? Una reciente publicación en la prestigiosa revista Nature muestra que el cambio climático y la presencia de coronavirus pueden estar relacionados. Veamos cómo.
El medioambiente impacta en la carga de virus en los murciélagos
Esta investigación ha identificado las condiciones ambientales que provocan la propagación de un virus de los murciélagos a los humanos. La sequía, la pérdida de hábitat y el estrés alimentario son factores clave. Cuando escasea la comida, los murciélagos portan más virus. En este trabajo, el virus de los murciélagos infecta a caballos, un huésped intermedio, de modo que la falta de comida de los murciélagos tiene como consecuencia que más caballos se enfermen. De modo que el trabajo muestra cómo el cambio climático, al cambiar el hábitat de los murciélagos, hace que aumente su infección sobre otra especie. De igual forma, podría ocurrir con el coronavirus.
El trabajo se ha realizado en Australia, donde los investigadores buscan hembras de murciélago lactantes y sus cachorros recién nacidos. La cantidad de hembras lactantes que están cerca de destetar a sus crías es un indicador de si los murciélagos están experimentando estrés nutricional. Es decir, si están pasando hambre. De modo que a menor número de hembras lactantes, más hambre están pasando, y más probable es que expulsen una mayor cantidad de virus que puedan enfermar a las personas.
Lo interesante es que, conociendo este comportamiento, se podría predecir cuándo los murciélagos portan más virus, anticipándose a la aparición de una infección masiva.
Estrés alimentario
En concreto, los investigadores encontraron que la aparición de picos de virus ocurre después de años en los que los murciélagos experimentan estrés alimentario. Y esta escasez de alimentos generalmente se da después de un fuerte “El Niño”. Se trata de un fenómeno climático en el Océano Pacífico tropical que a menudo se asocia con sequías en el este de Australia. A cambio, si los árboles de los que dependen los murciélagos para alimentarse durante el invierno tienen un gran evento de floración el año siguiente a la escasez de alimentos, no hay efecto en la cantidad de virus. ¿Qué significa esto? Que demasiada lluvia torrencial o una buena primavera de lluvia puede tener un gran impacto en las infecciones causadas por los murciélagos.
Este trabajo supone una revolución, porque aporta datos científicos a la relación entre el clima, el medio ambiente, el estrés nutricional, la ecología de los murciélagos y las infecciones virales.
Impacto en los hábitos de vida
A lo largo del estudio, el equipo notó cambios significativos en el comportamiento de los murciélagos. En poco tiempo, dejaron de tener estilos de vida predominantemente nómadas. Es decir, dejaron de moverse en grandes grupos de un bosque a otro en busca de néctar, y se asentaron en pequeños grupos en áreas urbanas y agrícolas. La consecuencia era que los murciélagos se acercaban a donde viven los caballos y las personas. ¿La causa? Buscaban alimento porque tenían hambre.
De nuevo, la alteración del clima, algo de lo que se está discutiendo en la cumbre medioambiental COP27 y los virus, vuelve a estar relacionado.
¿Qué podemos aprender de este estudio? Que, aunque pensemos que el clima no nos afecta mucho, en realidad, todos los elementos de la naturaleza están conectados. De modo que no podemos saber hasta qué punto, coger el coche en lugar del transporte público puede llegar a afectar a la aparición de futuras pandemias. Suena dramático, pero este estudio demuestra esta posible conexión.
Fuente: Nature
Autor: CArlos del Fresno, @arlosdel