Lo malo y lo bueno del coronavirus de Wuhan.
Empecemos por el principio. Los coronavirus no son agentes infecciosos desconocidos. Sabemos que los coronavirus son una familia compuesta por unas 40 especies diferentes de virus. Aunque principalmente causan enfermedades en animales, es una familia vírica con una alta incidencia de enfermedades zoonóticas (enfermedades que pueden transmitirse a los humanos desde otros animales). Causan desde el resfriado común, hasta bronquitis, neumonías e incluso Síndrome Respiratorio Agudo Severo (sus siglas en inglés son SARS).
Los coronavirus están compuestos de una cápsula proteica, que se rodea de una envuelta al abandonar la célula infectada. Esta estructura contiene en su interior el material genético del virus, lo que podríamos llamar su “ADN”, aunque en este caso tiene una estructura particular y se llama ARN.
Millones de años de evolución para una estrategia clara, multiplicarse.
Además, hay que recordar que los virus son hábiles en su estrategia. En concreto los coronavirus no solo toman al salir un pedazo de la membrana de la célula que infectan para “camuflarse mejor”. Sino que además, el ARN posee dos señales en sus extremos llamadas región CAP y cola de Poly(A), que son secuencias que las células infectadas reconocen como propias.
Estas señales dan instrucciones claras a la célula, replicar o copiar todos los componentes del virus.
Cuando estos virus entran en contacto con una célula animal o humana, logran meterse en su interior. Una vez allí, se aprovechan de ella para multiplicarse y generar millones de nuevos virus, que continuarán infectando a otras células vecinas y transmitiéndose entre individuos.
Se llaman coronavirus por la forma de corona que tiene su cápsula al verla bajo el microscopio.
Imagen: Dr. Fred Murphy & Sylvia Whitfield/CDC
Una característica de estos virus es su capacidad de mutar. Esto supone que son capaces de cambiar su material genético y esto les permite saltar entre especies, es decir, pasar de infectar animales a infectar seres humanos. Este hecho extremadamente complejo, es relativamente sencillo de explicar, los virus no poseen sistemas de corrección de su material genético, por lo que el número de errores que ocurren al copiarlo es elevado. Dada esta imperfección, que provoca que un % de los nuevos virus sean inviables, los virus se han adaptado a hacer muchas copias de sí mismos (millones) para que así aunque algunos no sobrevivan, pero otros muchos sí.
El problema es que esta estrategia les da otra ventaja más, y es que de todos esos virus que poseen mutaciones, alguno de ellos posee una mutación que en lugar de matarlo, le confiere una ventaja, de cualquier tipo como por ejemplo un cambio que le haga invisible a los ojos del sistema inmune o una mutación que le permita infectar a una especie que antes no podía infectar.
Esto fue lo que ocurrió las otras dos veces anteriores que se detectó una infección masiva por coronavirus. La primera fue en 2002 en China, con el coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo severo o SARS. La segunda ocasión fue en 2012, con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS. En ambos casos, las investigaciones realizadas apuntan a que el origen de ambos estuvo en murciélagos, pero mutaron y fueron capaces de saltar al ser humano.
Teniendo en cuenta toda esta información general sobre los coronavirus, volvamos a la pregunta inicial, ¿qué sabemos del coronavirus de Wuhan?
Se trata de un virus nuevo, denominado hasta ahora 2019-nCov, del que sólo se tiene constancia desde hace escasos 30 días y que se ha generado muy probablemente por mutación tal y como hemos comentado.
Los estudios epidemiológicos indican que pudo surgir en un mercado donde se comercializaba con animales vivos en la ciudad china de Wuhan, ya que la mayoría de los primeros afectados habían estado allí. Esto concuerda con las dos experiencias previas en cuanto a la posibilidad de que el virus haya saltado de animales a humanos. Además, se ha confirmado que puede transmitirse entre humanos, ya que hay personas afectadas que no han pasado por el mercado de Wuhan, otra ventaja conferida por su alta capacidad de mutar.
En cualquier caso, los contagios parecen limitados y se han dado entre contactos estrechos, como familiares o personal sanitario. Así, la infección ha llegado desde China a Hong Kong, Singapur, Corea del Sur, Nepal, Taiwan, Macao, Japón, Estados Unidos y Francia. Incluso se ha elaborado un mapa interactivo donde se encuentra actualizado en directo el número de casos positivos, en estudio o descartados, en el Mundo.
El coronavirus de Wuhan infecta las vías respiratorias y causa síntomas similares a los de una neumonía. Desde leve a grave, con fiebre y dificultades respiratorias, aunque aún no tenemos un patrón claro ya que no siempre aparece la fiebre. La asistencia médica de los afectados se centra en tratar los síntomas.
Y ahora, las buenas noticias. De nuevo la PCR.
Tan pronto como sólo cinco días después de su identificación, China compartió con la Organización Mundial de la Salud la secuencia del material genético del virus. Esto es algo fundamental, porque permite desarrollar pruebas de PCR para detectar específicamente al coronavirus de Wuhan, ya que por los síntomas que genera, es muy difícil de diferenciar de otro tipo de neumonía o incluso de una gripe.
El tipo de prueba que se realiza es como la que realizamos en Empireo en la mayoría de nuestros diagnósticos, la reacción en cadena de la polimerasa o PCR de sus siglas en inglés. Esta técnica permite la detección de virus muy pronto tras una infección.
Además, la PCR es extremadamente sensible y específica, lo que se traduce en que se logra detectar al virus aunque la infección sea muy leve y que permite identificar al coronavirus 2019-nCov.
Así la PCR logra diagnosticar las infecciones causadas por coronavirus 2019-nCov o coronavirus de Wuhan. Estas características son justo lo que necesitamos para controlar una infección que parece avanzar muy rápido y que ya ha causado un número considerable de muertes. China ya ha anunciado que va a desarrollar la vacuna, y estará lista en los próximos 3 a 9 meses.
La situación es complicada, sin embargo, tenemos ya experiencias previas en el control de este tipo de infecciones, una potente herramienta de detección, la PCR y uno de los mejores Sistemas de Salud del Mundo.
Y si tienes dudas… ven a vernos!!!
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